poertas

martes, 14 de julio de 2020

Narrativa: Sueños revueltos para desayunar

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Iba caminando tranquilo por la banqueta. Era tan temprano que el sol aún bostezaba un poco. Las sombras emergían y empezaban su estiramiento diario, siempre de espaldas al astro rey, como negándolo absurdamente. Los gallos recién habían hecho la tercera llamada, y una sinfonía de pájaros entraba en escena para dar los buenos días al barrio, ese barrio en que había pasado toda mi vida.

De las ventanas escapaban olores a café y pan tostado. Gritos de madres apurando a los hijos, caballos de fuerza bufando, listos para llevarlos a la escuela. La vida daba la vuelta a la página de nuevo. Iniciaba un nuevo día mientras yo esquivaba los charcos de la lluvia de anoche. La misma que arruinó el trabajo que tenía que entregar hoy temprano al colarse por mi ventana y empapar todo mi escritorio.


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Pensaba en facturas pendientes, compras pendientes, planes pendientes, y las vacaciones pendientes que tendré que cancelar para poder aspirar a no perder mi trabajo. Me llevará por lo menos una semana rehacer todo lo que la lluvia de anoche arruinó, aparte de mi vida, y mis planes de finalmente entregarle a mi novia ese anillo de compromiso, mirando el atardecer desde la casa de playa que ya no podré rentar este fin de semana.

Todo va estar bien, pensé, mientras al esperar para cruzar la calle, un gato negro pasaba junto a mí, y un perro casi me confunde con un poste. ¡No pude evitar soltar una carcajada! Si, todo va a estar bien, pensé nuevamente, y seguí mi camino con el canto de los pájaro de fondo y el sol finalmente sonriente en el horizonte, casi como en una escena de película de Hollywood.


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Al cruzar la calle los olores a café, y tocino frito de la cafetería de Juani me recibieron como cada lunes, y me hicieron volver a la realidad.

—¿Los quieres estrellados o revueltos hoy?

— ¿Los sueños?

— No, los huevos.

— Ah... revueltos por favor.

Ojalá la vida fuera tan fácil como ordenar el desayuno. Yo sería feliz ordenando sueños revueltos, un deseo negro, bien cargado sin azúcar, y un vaso de jugo de ilusiones, todos los días.


©bonzopoe, 2019.




Nota: Este artículo fue publicado previamente en un blog de la plataforma Steemit por este mismo autor. Se le han realizado solo ajustes mínimos para actualizarlo y adaptarlo a este formato.

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