Este es un corto que prueba que las cosas sencillas de la vida, la cotidianeidad y el día a día, están llenos de belleza si uno los observa detenidamente, y Nathan Gibbs nos demuestra en este corto que sabe hallarla y plasmarla muy bien.
Gibbs es un artista visual que desarrolla una serie de cortometrajes que tienen como escenario la ciudad fronteriza de Tijuana, México. En esta entrega nos presenta una serie de imágenes que retratan la vida en los barrios de la ciudad desde la mirada de un adolescente, una mirada que nos muestra el contraste entre el bajo nivel socioeconómico de la zona en que vive y la riqueza de su vida familiar, todo ello aderezado por la sencillez e inocencia que a pesar de la influencia no siempre positiva de Tijuana, aún viven en él y rigen muchos de sus actos.
El cortometraje está musicalizado con una versión instrumental del tema ‘Perfidia’, de Café Tacuba, lo que junto con una muy buena edición le da a este corto una calidez que se agradece, y realmente se disfruta.
Gibbs es un artista visual que desarrolla una serie de cortometrajes que tienen como escenario la ciudad fronteriza de Tijuana, México. En esta entrega nos presenta una serie de imágenes que retratan la vida en los barrios de la ciudad desde la mirada de un adolescente, una mirada que nos muestra el contraste entre el bajo nivel socioeconómico de la zona en que vive y la riqueza de su vida familiar, todo ello aderezado por la sencillez e inocencia que a pesar de la influencia no siempre positiva de Tijuana, aún viven en él y rigen muchos de sus actos.
El cortometraje está musicalizado con una versión instrumental del tema ‘Perfidia’, de Café Tacuba, lo que junto con una muy buena edición le da a este corto una calidez que se agradece, y realmente se disfruta.
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